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Pregon 2012

María de los Ángeles Rojas LópezLa Pregonera de este año 2012 es María de los Ángeles Rojas López, arenusca por lo cuatro costados, mujer extraordinaria que siempre ha llevado su pueblo por bandera.

Buena cristiana, mujer tenaz, integra, de fuertes convicciones y responsable, ha sido  buena hija y es buena madre, se entrega sin medida a su familia, a su trabajo y a sus amigos. Su amistad es para toda la vida.

Le apasiona escribir y sabe reflejar con maestría sus ideas y sentimientos. Para conocerla mejor basta con leer su pregón, que nos lleva de la mano por nuestra Semana Santa soñando por momentos con recuerdos y vivencias de la niñez.

 

 

PRÓLOGO

Antes de comenzar este pregón quiero compartir con todos vosotros una reflexión concerniente a cómo vivimos en nuestro país la Semana Santa.

Los españoles somos gente hospitalaria que acogemos y hacemos nuestras tradiciones de otras culturas, todo es bueno por supuesto, pero desde aquí desde este balcón que tan gentilmente me habéis ofrecido quiero abogar por la defensa de nuestra idiosincrasia.

Ya tenemos la costumbre de cambiar caramelos por sustos y disfraces el día de todos los Santos, festividad en la que todos nos divertimos pero no debemos olvidar que ese día nuestra tradición dice que debemos honrar a nuestros difuntos, llevarles flores, limpiar sus lápidas y ponerles luz, y que llegada la navidad franqueamos la puerta o nuestras chimeneas a un señor vestido de rojo y un poquito entradito en carnes, que nos trae regalos en un trineo llevado por unos renos, pero no tenemos que perder la ilusión por esos venerables ancianos que cada día 6 de enero y a pesar de sus muchos años siguen visitando nuestros hogares para dejarnos esos juguetes, esos presentes que todos esperamos.

Pero llega la Semana Santa, celebrada en todo el mundo, pero de diferente forma. Por eso desde aquí y  aprovechando los cauces que tenemos en los tiempos que corremos, tv,  internet, redes sociales, debemos hacer partícipes al resto de nuestra forma de expresar la devoción, de nuestra manera de sentir, de nuestro orgullo por nuestra cultura, a veces los que nos visitan de otros lugares se quedan asombrados de esa mezcla de arte y folklore con la que celebramos la muerte y resurrección de Cristo, pero a nadie deja nunca indiferente.

Yo desde aquí manifiesto, que me siento orgullosa de ser española, andaluza, malagueña y arenusca.

 

PREGÓN:

“Aquí me tienes, Señor

Insignificante a tus pies

Para exaltar tu dolor

Tu agonía, tu Pasión

Y en tan penosa encomienda,

Te pido desde tu cruz

Desde tu infame condena

Me ilumines con tu luz

Ante mi pueblo de Arenas”

 

Buenas noches arenuscos, señor párroco, autoridades, hermanos cofrades, familia y amigos, gracias a todos por estar aquí.

Agradecer de antemano la confianza que han depositado en mí los miembros de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores.

Gracias por dejarme ser la artífice del pregón de este año.

Siento el peso sobre mí de aquellos que en tan inmenso honor me han precedido y que con su sentida oratoria han hecho que cada año sea más difícil calar en vuestros corazones.

Pero debo reconocer que me enamoró el desafío, este momento tan comprometedor en el que quiero volcar y sacar de mi interior un cúmulo de sensaciones, vivencias y nostalgias que muchas veces he tenido ganas de compartir.

Sin embargo tengo miedo de que mis palabras sean pobres y mis adjetivos escasos.

Cuando se comenzó a gestar este pregón debo confesar que toda mi alegría inicial poco a poco fue tornándose en temor

¿Qué podría contaros de nuevo?

¿Cómo podría abrir paso a nuestra Semana Mayor?

Yo no he hecho grandes cosas por Arenas, sólo quererla mucho y venir siempre que puedo e impregnarme cada vez de sus gentes y su afecto.

En este templo de Santa Catalina fui acogida en el seno de la Iglesia, aquí decidieron mis padres que recibiese el Santo Sacramento del Bautismo donde comenzó la andadura como cristiana de una arenusca más, una arenusca que ve asomar casi sin querer a una niña pequeña, nieta de María Higuito, la hija de Angelita que tan orgullosa estuvo siempre de su pueblo y que hoy duerme su descanso eterno de nuevo entre vosotros:

 ¡Va por ti mamá!

Pienso que escribir un pregón requiere de poca teoría pero sí de mucho sentir, ese sentir, sentirse Semana santero y cofrade. Por eso mi más profundo reconocimiento a todos vosotros cofrades, a todos los que amáis y respetáis nuestra Semana Santa, porque trabajáis con entusiasmo, ánimo e ilusión muchos días dejando de lado a vuestros maridos y mujeres, vuestros hijos y amigos, para dedicaros y entregaros a vuestra Hermandad.

Os ocupáis de recaudar fondos de puerta en puerta, tarea meritoria en los difíciles tiempos que vivimos, os preocupáis de toda la organización, de preparar primorosamente las imágenes para que luzcan perfectas con escasos recursos aunque aderezado con tanto amor que ha conseguido que todos los que estamos aquí nos sintamos orgullosos de vuestro esfuerzo.

Gracias pues, por vuestro desvelo, por vuestra impagable labor.

 

“RECUERDOS DE INFANCIA”

 

Para mí Semana Santa también es llamar a voz en grito a mis recuerdos de infancia, recuerdos que se suben a un autobús, el autobús del “pintao” y me llevaba a sufrir mi propio martirio con esa carretera serpenteante cuajada de endemoniadas curvas y que abría ante mis ojos todo un abanico de colores que preludiaban una incipiente primavera.

¿Sería también así, en Galilea?

Me acompañan en mi viaje olivos cenicientos y los suspiros de almendros florecientes, verdean los campos, revienta la vida en Arenas, vientre fecundo del mejor aceite.

Avisto por fin mi pueblo, el de sinuosas calles encaladas y empinadas cuestas y corro casi sin aliento a cobijarme entre las enlutadas faldas de mi abuela.

Arenas se convierte en esos días en un bullir incesante de preparativos.

En cada casa por humilde que sea, no se para en la cocina, se entremezclan aromas de ajonjolí, canela y matalahúva.

Rescato de mi memoria el momento de ver a mi madre remangada, amasando en el lebrillo para hacer ricos borrachuelos, magdalenas, roscos de huevo y de vino envuelta en la entretenida charla con las vecinas que se asomaban para saludarla y como no recordar la entrañable tertulia que se iba formando en la sala de la casa, todo un consejo de sabios ancianos enzarzados en una continua disputa de cómo arreglarían ellos este mundo, mientras yo les miraba arrobada hasta que alguno reparaba en mí y me decía:

-“Niña, ¿y tú qué vas a estrenar el Domingo de Ramos? Mira que si no estrenas nada, se te caerán las manos….

Y yo era un todo llorar, ¡Ay de mí! ¡Iba a quedarme sin manos!

Menos mal que mi tío Pepe tenía siempre el remedio perfecto para consolarme:

-Anda, vamos a “La Beata” y cortaremos unas ramas de olivo para llevarlos a la iglesia y que las bendigan, verás como si haces eso no va a pasarte nada.

Entonces enjugaba mis lágrimas e iba a buscar a mis primas para asomarnos a ver como las mujeres mayores se esmeraban para preparar las hermosas imágenes que iban a procesionar

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DOMINGO DE RAMOS

 

-“¡Venga , despierta, que te tienes que arreglar, te están esperando para ir a la iglesia”

Y en una esquinita de la cama me encontraba unos calcetines blancos a estrenar.

¡Por si acaso!

Y enfilábamos calle arriba una retahíla de niños dispuestos a que nos bendijesen.

¡Arenuscos, alegraos!

Ya llega Jesús,

El más grande

Al que todos esperamos.

Viene subido en un burro

No necesita montar

Al más brioso corcel

Su Reino no es de este mundo,

Y le veréis padecer

Veréis morir al más justo.

¡Arenuscos alegraos!

Que viene predicando paz,

Salgamos a recibirle

Que nos viene a liberar.

¡Arenuscos alegraos!

Niños, mayores unidos

Lanzad flores a su paso

Y unas ramitas de olivo.

Comienza la Semana de Pasión, Semana Santa abrileña, idilio íntimo de sensaciones, de controversias: ¿Cómo conjugar muerte y renacer, dolor y esperanza?

Ese es el Misterio más grande que nos enseña Jesús.

Siguen pasando los días plácidos, como presintiendo luto, las calles de Arenas comienzan a prepararse para presenciar la historia de amor más grande.

 

JUEVES SANTO

 

Arenas se despereza la mañana de Jueves Santo, vestida, engalanada de púrpuras y morados.

El aire se entibia en la estrechez de sus calles para intentar hacer más dulce su paso.

Y el rumor del viento canta:

“Jesús serás traicionado,

Por avaricia vendido,

Y además serás negado,

Por uno de tus amigos”

Jesús nos ofrece su cuerpo y su preciosa sangre, convertidos en Pan y Vino y nos enseña el más preciado mandamiento:

“Amaos unos a otros como yo os he amado”

Noche serena, noche de reflexión, Jesús se retira a orar a Getsemaní rodeado de sus discípulos.

Allí le asaltaran las dudas:

“Padre, aparta de mí este cáliz de amargura, pero si aun así he de morir, mira mi muerte”

Arenas se prepara para mirar tu muerte Señor.

Se abren las puertas de Santa Catalina, regalándonos oleadas de incienso y romero, la cruz guía te avanza, ya se te intuye Jesús.

“Costaleros de mi pueblo

No tengáis prisa, mecedlo

Llevad con cadencia el paso

De Jesús el Nazareno.

Costaleros de mi pueblo,

Hombres gallardos, valientes

Id andando despacito

Que le lleváis a la muerte.

¿Le veis ya pueblo de Arenas?

No le esquivéis la mirada

Por nosotros va al calvario

¿Quién le ayudara en su carga?

Bendito el imaginero,

Que te hizo brotar de sus manos

Tallándote en un madero

Tan divino como humano.

Cristo inicia su camino seguido de su madre “María Santísima de los Dolores que asiste impotente al cruel destino de su hijo, la siguen reverenciándola un ramillete de mujeres teñidas de noche oscura.

En estos momentos hago mío un cantar popular:

“De sobras sabes Madre mía, que toda mi vida daría por quitarte siquiera un cachito de dolor.

Que tu pena quiero hacer mi pena, y abrazar al nazareno, nazarena.”

Va pasando la noche de duelo mientras la luna se madura y se esconde avergonzada en el cerro de Bentomiz, no quiere ser cómplice del escarnio que a golpe de ronco tambor y corneta por las calles va avanzando.

Madre Dolorosa, con el corazón cosido a dolor, coronada de oro y llanto.

¿Quién va a explicarte Señora, la razón de este suplicio?

¿Valdrá la pena María vivir este sacrificio?

Solo te queda llorar al ver prendido a tu hijo, solo quisieras consolarle en tu regazo como cuando era un niño.

Y a mi:

“¿De qué me sirve ser enfermera?

Si no calmo tu dolor,

¿De qué me sirve Señor?

¡Si aliviarte yo pudiera!

Tengo ante mí tus heridas,

Tu cuerpo entero llagado

Va sangrando tu costado

Y tu carne dolorida

“¿De qué me sirve María?

La destreza de mis manos

Que por poder yo sanarlo

Tú sabes lo que daría.”

Madre dolorosa, que a dentelladas te arrancarías el corazón si de algo le sirviera a tu hijo.

Ya se acerca el momento de dejarlos en su templo, hay que dejarles despedirse, pero antes entre la amalgama de gente surge una mujer pequeña, Teresa, que se hace grande, gigante cuando de su garganta se rompe un quejío para rezarle a Jesús como sólo sabe hacerlo el andaluz, cantándole una saeta:

¿Quién no ha sentido un pellizco en el pecho en ese instante?

 

MAÑANA DE VIERNES SANTO

 

-¿Qué has hecho de comer abuela? ¡Que tengo hambre!

-Niña, hoy potaje de vigilia y tortillitas de esas tan ricas que hace tu madre.

Planazo total: Garbanzos con bacalao, y de segundo más bacalao.

Vamos, que me niego.

-Da igual abuela, te cojo veinte duros y voy a por salchichas a lo de Pilar.

¡Que ni se te ocurra! Grita mi madre, ¡suelta ese monedero o te corto las manos!

La manía que se les metió a todos esa semana de que me quedase manca.

 

DOLIENTE NOCHE DE VIERNES SANTO

 

Arenas se vuelve sobria, solemne y austera, asiste arropada con las voces del silencio al vía crucis, ya todo está consumado.

“Padre en tus manos encomiendo mi espíritu”

Nos ha dejado un profundo sentimiento de orfandad, pero como herencia del padre que nunca abandona del todo a su hijo nos evoca la esperanza de la resurrección.

Y de nuevo los cristianos se echan a la calle para acompañar al Señor y a su madre en su Soledad.

Revuelo de penitentes, portando un cirio, una vela, un ruego, un favor….

Van a ofrecer a María Santísima sus condolencias. Ella sigue a su hijo, con el rostro desencajado, rota la mirada, mientras un encaje de estrellas va iluminando su cara.

Madre que no conoce el desaliento va tras el cuerpo yacente de su hijo.

El sagrario queda vacío……

 

DOMINGO DE RESURRECCION

 

Raya el alba sobre la sierra, asoma de nuevo el sol, pero con otro matiz, hoy no se levanta siendo el astro rey, alguien más grande que él le hará palidecer en el firmamento.

Tres mujeres se acercan a la tumba de Jesús para ungirle, y encuentran el sepulcro vacío y un ángel les anuncia que no busquen entre los muertos al que está vivo, que vayan a proclamarlo por toda la faz de la tierra.

Y a proclamarlo a los cuatro vientos Señor, van las mujeres de Arenas, ellas, mujeres de casta, levantan el peso amoroso de tu trono jubilosas. De ellas el derecho a ensalzarte, de medir sus pulsos para tu gloria.

Bendícelas Señor, bendice a tus costaleras y llénalas de tu gracia, que al toque de su campanera van derramando esperanza.

Nuestro es el deber, de recoger esa simiente y como gente apegada a la tierra, esparcirla, sembrarla y hacerla fructificar en nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos, que vertebren su camino en la Fe, ésa debe ser la mejor enseñanza que debemos inculcarles.

-“¡Niña, date prisa, ve preparando tus cosas, que se nos va el autobús!

Y esta niña, empieza a preparar su equipaje, con vuestro permiso, se lleva una ramita de olivo, una bolita de cera, un manojito de rayos de sol de a media tarde, un puñadito de almendras, una sonrisa y una infantil travesura…

¡Ah casi me olvidaba! Me llevo bien dobladitos, esos calcetines blancos, que con tanta ilusión estrene aquel Domingo de Ramos.

 

Gracias a todos.